lunes, 21 de junio de 2010

Discos y novedades



Por el musicópata

¿Qué estamos escuchando? Yo, de entre las últimas cosas que recibí la semana pasada, estoy fascinado con un disco que agrupa las 4 baladas y los nocturnos del Op. 9 de Chopin. Es una producción del año pasado del sello Alpha y obviamente con piano de época. De otra manera no puede ser. Es el bondadoso toque de Schoonderwoerd que nuevamente seduce con la elegancia de un Pleyel de 1836. Acá no hay espacios para estridencias impertinentes ni grandilocuentes ademanes impostados. Es la música en su esencia. ¡Qué lindo! También recibo algunos ciclos de lieder de Schubert. Un bello texto elocuentemente musicalizado es siempre bien acogido. La canción romántica me gusta cada día más. Gracias a la ayuda de un “sitio amigo” y mientras espero el despacho del disco, escucho con agradable sorpresa los Concerti per fagotto I de Vivaldi. Otro acierto de la Vivaldi Edition. Es que casi no tiene baches. Casi. Y ahora fue el turno de Sergio Azzolini, por si alguien aún duda del gran músico que es. Federico Maria Sardelli llega a Chile este fin de semana y trabajará por más de un mes en un estreno absoluto para la audiencia local. Yo aprovecho de repasar su extensa discografía mientras espero recibir pronto la reedición de Opera Overtures, una recopilación de Sinfonie dai Drammi per Musica del Prete rosso. (Corrijo sobre la marcha, porque lo acabo de recibir!!)

Pareciese que se celebra a Bach todos los meses. ¿Cuántas “Goldberg” salen al mercado por trimestre? Yo aún no compro la de Staier, pero ya está en mi “wish list”. A las recientes e imprescindibles reediciones de Herreweghe en Hamonia Mundi, se suma la Misa en Si menor por John Butt y su lectura con coro de solistas, también el onceavo disco de cantatas por Sigiswald Kuijken (BWV 12, 67 y 85) y el último volumen de la integral en curso de Suzuki por el sello Bis (BWV 17, 19, 45, 102). Es el número 46 y seguro que será espléndido. Lo dice la plantilla de cantantes. En MDT está a un poco más de siete mil pesos. Y el mismo sello sueco también anuncia el octavo disco de las sonatas de Beethoven, en pianoforte. Ahora es el turno de los Op.101, 109, 110 y 111. Es el cierre del premiado ciclo interpretado por Ronald Brautigam.

Reviso los boletines de los sellos. Entre reediciones, novedades y futuros lanzamientos tenemos a Mozart con Phantasia (Ramee). Scarlatti y Soler en un recital de B. Cuiller y una selección de Pièces de clavecin de Jacques Duphly, ambos editados por Alpha. Ricercar y un doble cd con conciertos para clave de Wilhelm Friedemann Bach. El solista es Guy Penson. Alessandrini y dos discos en Naïve: Chaconne y Mottetti de A Melani. Berenice, regina d'Egitto de Handel (Virgin) y la batuta del infatigable Alan Curtis. De Glossa destaco Italian Cantatas vol. 7, que incluye Apollo & Dafne, Agrippina condotta a morire y Cuopre tal volta il cielo. También Il più bel nome (Antonio Caldara / El concierto Español) y Odi Euterpe con la mezzo Rosa Domínguez. ¿Ya compraron el último disco de Robert Barto y las sonatas de Weiss? ¡Obligatorio! La Pasión según San Marcos de Reinhard Keiser (Christophorus). Sonatas para cello y continuo de Antonio Caldara con Gaetano Nasillo (Arcana). Barcarolles, las 13 bellas miniaturas para piano de Gabriel Fauré por Delphine Bardin (Alpha). Y la serie de precio medio o bajo (depende de dónde compren), “las voces barrocas”, añade diez títulos más, de entre los cuáles señalo con insistencia el de Frescobaldi y su Primo Libro dei Madrigali. Nuevamente es el Concerto Italiano de Rinaldo Alessandrini. ¡Qué buen período fue aquél! Y qué mejor retrato que el registro fonográfico de esas interpretaciones.

Brilliant Classics es inagotable. Entre reediciones y novedades te deja con la boca abierta. Composiciones tempranas de Chopin, integral de conciertos para clave de Wilhelm Friedemann Bach, música de cámara de Giovanni Benedetto Platti, sonatas de Giovanni Battista Vitali, música para piano de John Cage, Purcell y McCreesh, Francesco Mancini y doce sonatas para flauta, un recital titulado Passionate Baroque Arias con Gemma Bertagnolli y la llamativa serie de ópera, en una constante extensión de catálogo y a un precio ridículo de barato. La mayoría son reediciones de antiguos registros, pero por ese módico precio no deja de ser tentador. Y atención, que más de algún título está dentro de la categoría de las llamadas grabaciones referenciales. Desde Purcell a Schönberg, así de amplia es la colección, con una marcada preferencia, eso sí, por las creaciones decimonónicas. Mucho Maria Callas, Fiorenza Cossotto, Dietrich Fischer-Dieskau, Giuseppe di Stefano, Boris Christoff, Tito Gobbi, Kirsten Flagstad y Deborah Voigt. Y bueno, se entiende. Son el tipo de voces que se ajustan correctamente al repertorio. Está bien, lo reconozco. Tengo mi lado “romanticón”, pero es muy, muy selecto. ¡Y que no salga de acá!


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sábado, 5 de junio de 2010

Mi cartero y las compras online


Por el Musicópata

Recuerdo que hace casi dos años el dólar experimentó una fuerte baja y llegó a cotizarse a cuatrocientos cincuenta pesos, más o menos. ¡Qué locura! El timbre sonaba cada tres días y también día por medio. Era el cartero que pasaba a dejarme una “cajita”, como decía él. Don Mario, un profesional de conducta intachable, se paseaba con mis encarguitos por todo su cuadrante y no pocas veces me esperó en la entrada del edificio hasta que yo llegara a casa, “pa’ entregárselos en sus manos”, me confesaba, con una mirada llena de orgullo. Creo que fue el año en que más música adquirí. La famosa casa de discos del centro, la que hoy seguramente vende más libros, accesorios y películas que música, nunca estaba al día (ahora tampoco y nunca lo estará), así que me decidí por comprar casi exclusivamente a través de internet y comencé con Amazon.

Luego de una demora bastante preocupante en mi primer pedido, el asunto se normalizó y desde la segunda compra, los discos llegaron a la puerta de mi casa con una regularidad alarmante. Don Mario sudaba la gota gorda, porque yo vivo exactamente donde termina su recorrido. Pero muchas veces, debo aclararlo, el sufrimiento fue autoimpuesto, porque Don Mario, por iniciativa propia y pensando que lo hacía para mejor, me juntaba varias “cajitas” y me las entregaba de sopetón, sin previo aviso. Eso enloquece a cualquiera. Tanto al que lleva como al que recibe el encargo.

Desde el año pasado y luego de las insistentes sugerencias de varios amigos que viven en el extranjero y que compran discos como si se fuera a acabar el mundo mañana mismo, probé con la tienda inglesa especialista en música docta MDT (www.mdt.co.uk). ¡Peor aún! Más variedad, precios más bajos y un coste de envío que raya en lo ridículo: una y media libra esterlina por el primer CD y le añades otra libra por cada disco extra. O sea, la nada misma. Pero la principal gracia de MDT es que exhibe constantes ofertas y no en cualquier sello. Y lo mejor es que te mantienen informado diligentemente de la fecha de inicio y término de cada nueva promoción. Y sobre lo anterior, como si ya no fuera suficiente, las casas editoras BIS, Hyperion, Brilliant, Chandos, Berlin Classics y Harmonia Mundi corresponden a la sección de descuentos permanentes. ¡El paraíso para los compradores compulsivos!

Recuerdo que inmediatamente pensé en la gran cantidad de CDs que dejé adquirir al pagar un más elevado coste de envío a los señores de Amazon. Pero intenté normalizar la situación a la brevedad. Fue el momento que estaba esperando para completar los madrigales de Monteverdi por la Venexiana en un solo pedido. Pagué por ellos como si fuesen discos de precio medio. Glossa estaba en oferta por esos días. Luego me dediqué a los oratorios de Handel. A las cantatas bachianas. A la música para laúd. Al repertorio para el cello barroco. A los autores alemanes y franceses. A la música isabelina y la del siglo de oro español. También al repertorio romántico de cámara. No vayan a pensar Uds. que yo sólo estucho música “antigua”. Y también compré varias de esas maravillosas cajas compilatorias. Por el box set de la música sacra de Vivaldi del sello Hyperion (Robert King, 11 CDs) pagué no más de veinticinco mil pesos. Y por la del sello Et’cetera sobre los grandes maestros flamencos, un recorrido histórico-musical condensado en diez discos, no más de quince mil pesos. Si esos productos llegasen a Chile, seguro te cobraban hasta tres veces o más, sin vergüenza alguna.

Es lo genial de comprar por internet. Te evitas un sinfín de situaciones, generalmente desagradables. Evitas, primeramente, pagarle la cuenta de la luz y del agua al negocio de turno; evitas enfrentarte a un ejército de vendedores que no tienen la más mínima idea de lo que intentan venderte, por más que uno logre comprender y aceptar, con una paciencia eterna, que no es culpa de ellos; evitas realizar un tour por Santiago para ver si logras hacerte de un ejemplar del producto que llevas meses esperando, que prometieron enviártelo a la sucursal que más te acomoda y que obviamente jamás llegó; evitas que te cambien las reglas del juego en medio del partido, te sumen y resten puntos, te cambien de “categoría”, respondiendo cada una de éstas a decisiones unilaterales, gentilezas de “atención al cliente”; en el fondo, te evitas las inaceptables faltas de respeto que comúnmente experimentamos los consumidores, no sólo de música envasada, pese a que te cataloguen como cliente “Premium” y te conviden a truculentos eventos de trasnoche. Si me preguntan, yo me quedo, pero es que sin pensarlo dos veces, con mi distribuidor de discos en el extranjero y con mi abnegado cartero. La ecuación perfecta. La que nunca me ha fallado. Nunca.


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